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La
muerte
en
Occidente.

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Muchas
gracias
por
tan
interesante
información
sobre
el
concepto
de
la
muerte
en
occidente.
Pero
como
expone
el
escrito,
hasta
que
personalmente
no
lo
comprobemos;
nunca
estaremos
seguros
de
que
la
muerte,
es
una
etapa
que
forma
parte
de
la
vida.
Mientras
no
nos
conozcamos
a
sí
mismo,
no
podremos
comprender
que
la
muerte
es
un
proceso
diario;
para
que
cuando
debamos
irnos
temporalmente
de
éste
mundo,
lo
hagamos
libres
de
los
obstáculos
que
nosotros
mismos
creamos
en
el
plano
físico,
astral
y
mental.
Tu
condicionamiento
te
ha
dado
la
idea
de
una
sola
vida.
La
idea
cristiana,
la
idea
judaica,
la
idea
musulmana
–
todas
ellas
arraigadas
en
el
concepto
judío
de
que
hay
una
sola
vida-
han
dado
a
Occidente
una
tremenda
locura
por
la
prisa.
Todo
tiene
que
hacerse
con
una
prisa
tal,
que
no
eres
capaz
de
disfrutar
con
ello
y
no
puedes
hacer
nada
con
entera
perfección.
Más
o
menos
consigues
hacer
algo
y
corres
hacia
otra
cosa.
El
hombre
occidental
ha
estado
viviendo
bajo
un
concepto
erróneo.
Esto
ha
creado
tanta
tensión
en
la
mente
de
la
gente,
que
nunca
pueden
estar
en
paz
en
ningún
sitio;
están
siempre
yendo
de
un
lado
a
otro
y
siempre
preocupados
porque
uno
no
sabe
cuándo
va
a
venir
el
final.
Antes
del
final,
uno
quiere
hacerlo
todo.
Pero
el
resultado
es
justo
lo
contrario;
no
se
puede
ni
siquiera
llegar
a
hacer
las
cosas
con
gracia,
de
forma
bella,
perfecta.
Sus
vidas
están
tan
ensombrecidas
por
la
muerte
que
no
pueden
vivir
alegremente.
Todo
lo
que
trae
alegría
parece
ser
una
pérdida
de
tiempo.
Simplemente
no
pueden
sentarse
una
hora
en
silencio,
porque
la
mente
dice,
«¿Por
qué
estás
perdiendo
el
tiempo?
Podrías
haber
hecho
esto,
podrías
haber
hecho
lo
otro».En
Oriente,
la
meditación
estaba
destinada
a
ser
descubierta.
Justamente
debido
a
la
idea
de
la
vida
eterna,
puedes
relajarte.
Puedes
relajarte
sin
ningún
miedo,
puedes
disfrutar,
tocar
tu
flauta;
puedes
bailar
y
cantar
tu
canción;
puedes
disfrutar
de
la
salida
y
de
la
puesta
del
sol.
Puedes
disfrutar
toda
tu
vida.
No
sólo
eso,
puedes
disfrutar
incluso
muriendo,
porque
la
muerte
también
es
una
experiencia
grande,
quizás
la
experiencia
más
grande
en
la
vida.
Es
un
«crescendo».
En
el
concepto
occidental,
la
muerte
es
el
final
de
la
vida.
En
el
concepto
oriental,
la
muerte
es
sólo
un
hermoso
incidente
en
la
larga
procesión
de
la
vida;
habrá
muchas,
muchas
muertes.
Cada
muerte
es
la
culminación
de
tu
vida
antes
de
que
otra
vida
empiece,
bajo
otra
forma,
otra
etiqueta,
otra
consciencia.
Tú
no
estás
desapareciendo;
simplemente
estás
cambiando
de
casa.
Me
estoy
acordando
de
Mulla
Nasrudin.
Un
ladrón
entró
en
su
casa.
Mulla
estaba
durmiendo,
no
de
verdad,
sólo
con
los
ojos
cerrados,
medio
abriéndolos
y
viendo
lo
que
el
ladrón
estaba
haciendo.
Pero
él
no
creía
que
se
debiera
interferir
en
el
trabajo
de
la
gente.
El
ladrón
no
estaba
interfiriendo
en
su
sueño,
¿por
qué
tenía
él
que
interferir
en
su
profesión?
¡Que
hiciera
lo
que
tuviera
que
hacer!El
ladrón
estaba
un
poco
inquieto
porque
ese
hombre
parecía
raro.
Mientras
vaciaba
la
casa,
a
veces
algo
se
le
caía
de
las
manos
con
estrépito,
pero
Mulla
permanecía
completamente
dormido.
Una
sospecha
apareció
en
la
mente
del
ladrón:
que
esta
clase
de
sueño
sólo
es
posible
si
el
hombre
está
despierto.
«¡Qué
hombre
tan
extraño!
No
dice
nada
¡Estoy
vaciándole
la
casa
entera!»
Todos
los
muebles
estaban
afuera,
todas
las
almohadas
estaban
afuera,
todo
lo
que
había
en
la
casa
estaba
fuera.
Y
cuando
el
ladrón
estaba
recogiendo
todo,
atándolo
para
llevárselo
a
casa
de
repente
sintió:
«Alguien
me
está
siguiendo».
Miró
hacia
atrás;
era
el
mismo
hombre
que
estaba
dormido.
El
dijo,
«¿Por
qué
me
estás
siguiendo?
Mulla
respondió,
«No,
yo
no
te
sigo;
estamos
cambiando
de
casa.
Lo
has
cogido
todo.
¿Qué
voy
a
hacer
en
esta
casa?
O
sea
que
yo
también
voy
contigo». |
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Este
«irse
por
lo
fácil»
es
el
camino
oriental;
incluso
con
la
muerte,
Oriente
se
ha
apegado
a
la
idea…
solamente
un
cambio
de
casa.
El
ladrón
estaba
preocupado,
dijo:
«Perdóname,
toma
tus
cosas».
Mulla
dijo:
«No,
no
es
necesario.
También
yo
pensaba
en
cambiarme
de
casa,
ésta
está
casi
en
ruinas.
No
se
puede
tener
peor
casa
que
ésta.
Y,
de
todos
modos,
soy
un
hombre
muy
perezoso.
Necesito
que
alguien
me
cuide
y
tú
te
lo
has
llevado
todo.
¿Por
qué
me
dejas
aquí?».
El
ladrón
se
asustó…
había
estado
robando
toda
su
vida,
nunca
se
había
cruzado
con
un
hombre
así.
Dijo:
«Puedes
coger
tus
cosas».
Mulla
contestó:
«No,
no
cambiaremos
nada.
Tendrás
que
llevarte
las
cosas;
en
caso
contrario,
iré
a
la
policía.
Me
estoy
portando
como
un
caballero,
no
te
estoy
llamando
ladrón,
solamente
eres
un
hombre
que
me
está
ayudando
a
cambiar
de
casa».
No
hay
prisa,
por
tanto
tu
idea
de
una
vida
corta
es
una
idea
peligrosa.
Por
eso
aunque
Oriente
sea
muy
pobre,
no
existe
la
desesperación,
no
hay
angustia.
Occidente
es
rico,
pero
la
riqueza
no
ha
aportado
nada
a
su
espiritualidad
ni
a
su
crecimiento;
todo
lo
contrario,
Occidente
se
encuentra
muy
tenso.
Tendría
que
estar
más
relajado;
posee
todas
las
comodidades
de
la
vida.
Pero
el
problema
fundamental
es
que,
en
lo
más
profundo,
Occidente
sabe
que
la
vida
es
muy
corta;
estamos
haciendo
cola
y
a
cada
momento
nos
acercamos
más
a
la
muerte.
Desde
que
nacemos,
empezamos
el
viaje
hacia
la
tumba.
En
cada
momento
la
vida
se
acorta,
se
vuelve
más
y
más
corta.
Esto
crea
una
tensión,
una
angustia,
una
ansiedad.
Todas
las
comodidades,
todos
los
lujos,
todas
las
riquezas,
pierden
el
sentido,
porque
no
puedes
llevártelas
al
más
allá
contigo.
Tendrás
que
ir
hacia
la
muerte
solo.
Oriente
está
relajado.
Primero:
no
da
ninguna
importancia
a
la
muerte;
es
solamente
un
cambio
de
forma.
Segundo:
por
estar
tan
relajado
te
vuelves
consciente
de
tus
riquezas
interiores,
que
se
irán
contigo
incluso
más
allá
de
la
vida.
La
muerte
no
puede
llevárselas.
La
muerte
puede
coger
todo
lo
que
está
fuera
de
ti
y
si
no
has
hecho
crecer
tu
ser
interior,
naturalmente
existirá
el
miedo
a
no
poder
salvar
nada
de
la
muerte,
a
que
se
lleve
todo
lo
que
tengas.
Pero
si
has
hecho
crecer
tu
ser
interior,
si
has
encontrado
paz,
éxtasis,
silencio,
alegría
-que
no
dependen
de
nada
exterior-
si
has
encontrado
el
jardín
de
tu
ser
y
has
visto
las
flores
en
tu
propia
consciencia,
la
cuestión
del
miedo
a
la
muerte
no
aparece.
Otra
vez
te
digo,
recuerda
sólo
una
cosa:
tú
eres
un
ser
inmortal.
Ahora
mismo
ésa
no
es
tu
experiencia,
puedes
aceptarlo
como
una
hipótesis.
No
como
una
creencia,
sino
como
una
hipótesis
con
la
cual
puedes
experimentar.
No
quiero
que
nadie
acepte
nada
de
mí
como
una
creencia,
sino
sólo
como
una
hipótesis.
Porque
yo
conozco
la
verdad
de
ello,
no
necesito
forzar
ninguna
creencia,
ni
fe
en
ti.
Conociendo
la
verdad
puedo
decirte,
«Es
simplemente
un
experimento,
una
hipótesis
temporal»,
porque
sé
con
certeza
que
si
experimentas,
tus
hipótesis
se
convertirán
en
tu
propio
saber,
no
en
una
creencia,
ni
en
fe,
sino
en
certeza.
Y
sólo
la
certeza
puede
salvarte.
Las
creencias
son
barcos
hechos
de
papel.
Uno
no
debería
pensar
que
puede
cruzar
el
océano
de
la
Existencia
en
un
barco
hecho
de
papel.
Necesitas
una
certeza…
no
una
creencia,
pero
una
verdad
que
sea
experimentada
por
ti
mismo.
No
una
verdad
de
otro,
sino
la
tuya
propia.
Entonces
es
una
delicia
el
ir
hacia
lo
desconocido,
hacia
el
inexplorado
océano;
es
una
tremenda
excitación
y
éxtasis.

SI
NO
SUPIERAS
TU
EDAD
CUANTOS
AÑOS
TENDRÍAS?
Dale
a
tu
alma
la
libertad
de
correr,
bailar,
agradecer
y
amar.
Por
la
vida,
el
amor
de
nuestro
hogar
nuestro
planeta
tierra
Y
del
UNIVERSO.
FELILUXOR
FE
Y
FELICIDAD
EN
LA
LUZ
DE
ORO
FUNDACIÓN
AMONRA
CHILE
UNA
LUZ
EN
VUESTRO
CAMINO...
A
MIS
PADRES
Y
HERMANOS
QUE
ESTÁN
EN
LOS
CIELOS
Y
EN
LA
TIERRA.
POR
UNA
ALIANZA
FORTALECIDA
EN
LA
CONSERVACIÓN
A
LO
QUE
NUESTRO
PADRE
DE
LOS
MUNDOS
NOS
HA
DADO
COMO
HERENCIA.
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